viernes, 13 de enero de 2012

Enrique Sánchez Hernani: Somos efímeros


ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI. Poeta de la Generación del 70 acaba de publicar Quise decir adiós, poemario a la memoria de su amigo Constantino Carvallo.

Pedro Escribano

Primero, desde los tiempos violentos, como son sus poemarios Violencia de sol y Por la bocacalle de la locura. Luego la poesía en clave de música, como se lee en Vinilo, 42 poemas del rock’n roll. Ahora, el poeta Enrique Sánchez Hernani escribe desde la violencia de las horas, como dice el tremendo poema de César Vallejo en el que enumera impotentemente la muerte de sus seres queridos. En este último tono, Sánchez Hernani acaba de publicar Quise decir adiós, un poemario que trata de llenar la ausencia de su amigo Constantino Carvallo, pedagogo y promotor de la cultura fallecido hace poco. Un conjunto de poemas que intenta hacernos conscientes de la fugacidad de nuestra existencia.

¿Este libro al amigo ausente es en realidad también un libro de amor?

 Es un libro de amor y gratitud para un amigo con el cual compartí algunas mejores enseñanzas de vida. Un amigo que fue parte del vínculo familiar, del entorno de los hijos cuando eran muy niños y cuando fueron muy jóvenes y que ante su desaparición y partida tan temprana sentí la necesidad de demostrarle mi cariño.

¿Estos poemas ya venían dando vueltas en ti?

 Mira, yo he estado muy vinculado al colegio Los Reyes Rojos y a Constantino Carvallo. Tuve tres hijos ahí y ahora tengo dos nietos. Durante los primeros años, yo era activista del colegio, llegué a ser parte de la directiva, delegado de los padres. En cuanto al libro, por lo menos la parte de los poemas dedicados a mis hijos es muy importante, porque después de la larga temporada de bohemia que hice en mi vida, hace 7 años la bajé y hace 3 la abandoné totalmente. Ahora hago una vida familiar bastante intensa.

Estos poemas son casi un sofrenamiento para pensar en lo fugaz que es la existencia.

 Sí, efectivamente. Hay que recordar que uno es efímero. Yo he tomado conciencia de eso desde que se murió José Watanabe, de quien fui muy amigo. También la muerte de Juan Ramírez Ruiz, a quien conocí bastante y que era de mi edad. Constantino tenía la misma edad que yo. Entonces, en ese momento tomé conciencia de que la vida acaba aunque tú creas que no.

¿Y tienes miedo al turno?

 Sí, tengo miedo. Yo te confieso que a las pocas semanas que partió Watanabe me sentí confrontado con la presencia de la partida y quizás esté preparando todo un entorno para poder dejar un recuerdo grato.

El poema “Invención del firmamento” es casi un diálogo con Constantino sobre la música en el cielo, y escribes “tarde o temprano lo tendré que oír”.

 Esa es la confirmación de que un día he de morir, ya lo tengo pensado. O sea, la partida de tres amigos y ahora último de Alfonso Cisneros me hace pensar que uno es frágil, que uno se marcha en cualquier momento, de cualquier cosa.

Hay libros que han tratado el tema. Recuerdo el de Roger Santiváñez: Antes de la muerte; Abelardo Sánchez León: El mundo en una gota de rocío, Mariela Dreyfus: Morir es un arte. La muerte siempre nos roza.

 Mira, siempre la hemos tenido presente, y cuando avanzan los años más todavía. Creo que cuando uno pasa los 50, que es mi caso, la ves más a los ojos, la ves de frente.

En cuanto a escritura, ¿has predispuesto un determinado tono?

 Sí, yo elegí de manera  ex profesa un lenguaje coloquial que ya tenía en los años de mis primeros libros. Quería que este libro lo entendieran todos.

¿Y no temes que alguien te diga, la poesía no se escribe así, a propósito?

Puede haber opiniones. Es más, ya en un blog lo han dicho, pero pienso que de eso no vale la pena hablar, sus razones son personales. Si te fijas bien, desde mis primeros libros he estado vinculado a la muerte. En Violencia de sol hay una sección dedicada a elegías. Un poema a un amigo de San Marcos que falleció, a Luis Hernández, a mis padres, abuelo, a Pound, Mao, Ginsberg…

 Eres un poeta elegiaco…

No tanto, pero creo que en el fondo siempre le he tenido respeto. O sea, siempre ha estado presente la muerte, como la música, sobre todo el rock.

Claves

 El autor. Nació en Lima, 1953. Ha publicado  Por la bocacalle de la locura (1978), Violencia de sol, Banda del sur, Altagracia, Pena capital, Música para ciegos y Vinilo, 42 poemas del rock’n roll (2006).