sábado, 9 de julio de 2011

Destinos absurdos



 No he despertado en esta insegura
Mañana para correr ni huir;
Tampoco pintaré de versos la aventura
Que vendrá. Menos aun, tornaré a dormir…

Es muy cierto que muchos huyen,
Sin vivir esta vida y sin ganar;
Pierden ante el miedo que descubren,
Y entregan sus aromas al azar…

¿Y donde están? Tal vez sin suerte.
¿A dónde inclinaron, esta vez, sus raíces?
¡Solo es!, donde su experiencia queda inerte
A la puerta del fracaso, con ocultas cicatrices…

Nadie vuelve a su cansancio pasado,
Mas todos rechazan lo que viene del futuro.
¿Qué sudor mata?, ¿Qué pensar es condenado?
¿A qué vida entregarán el esfuerzo que hoy es un conjuro?...

No hay escudo ni arma que totalice la seguridad,
Es preciso luchar con lo que se ha despertado.
Hay quienes cavan su tumba con su falsedad;
De todo eso: ¡corre!, sin huir. Pero con cuidado…

Y más aun, son los saludos los que carcomen
A la vergüenza sólida de la palidez,
Que enjaulan los pasos en su abdomen
Musical. Que despierta junto a la rudéz…

Resalta la crítica, como espina mortal
Al lomo del hombre que poco ha corrido;
Y es efímero su siclo vital,
Donde es presente el camino, del que ha huido…

¿De qué mesa a su reflejo envidiarán?
Será presente el golpe de su bostezo
Donde a su sombra ausente llorarán,
Con el caer de su mismo peso…

Sabéis muy bien, entonces, todos:
Que entre tanto, solo hay dos caminos:
Huir hasta sentir el sabor de su recodo,
O caminar hasta pintar los muros de matiz fino…

Hemos despertado esta mañana, de aquel nido,
Donde despide el tálamo su rigidez.
Su experiencia huyó eternamente al olvido.
¡Qué poco ha corrido el hombre, esta vez!

                                                       AUTOR: Daniel Mejía Urquía


                         

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